Quiero saludar a los lectores de este blog, con motivo del comienzo del año 2012 D.C.. Para ello espero me permitan parafrasear aquellas antiguas palabras pronunciadas hace bastante mas de tres milenios atrás, registradas por Moisés y que corresponden a la "llamada bendición aarónica". Con cariño para mis lectores :
Que Dios les bendiga y les guarde; haga resplandecer Yavé su rostro sobre ustedes y ponga en vosotros: su paz.
Hay tanto por agradecer por las cosas que nos acontecieron el año que pasó, por las buenas, y también por las malas, por el aumento de las ciencias sabiendo que más temprano que tarde ellas demostrarán que el mundo en que vivimos nos es un mero producto del azar; por la escurridiza partícula bautizada como el bosón de Higgs, que mantiene espectantes la atención de los expertos y que en teoría explicaría el "por qué" de las grandes fuerzas que coesionan la materia a niveles del microcosmos (núcleo atómico); por los cambios observados en el clima que nos motivan a esforzarnos por hallar soluciones para revertirlo; por los vientos de guerra que vienen del oriente en el afán de algunas mentes enfermas de odios y falsa religiosidad para ejercer hegemonía sobre sus prójimos, sus hermanos, hecho que nos hace otear con preocupación sobre el futuro inmediato del hombre y su frágil medio ambiente: La tierra.
Hace poco ya dije que somos lo que hemos sido y que el mañana será, sin dudas, un reflejo de aquello, influenciado por lo que nuestros sentidos nos permitan percibir de las mudanzas, eventos y vivencias que se desarrollen en este nuevo año.
Pero recordemos al igual que "El predicador" (*) que la conclusión de todo discurso es esta: "Teme a Díos y guarda sus mandatos porque este es lo que concierne a todo hombre".
(*) "Eclesiastés" es decir "El predicador", la cita está tomada de este libro de Salomón, y corresponde al penúltimo versículo del capítulo 12.
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