sábado, 6 de junio de 2020

El Reino de Dios, Parte 3

Hasta aquí hemos visto cómo Dios nos ha mostrado gran parte de su plan para superar  la caída humanidad que, en el ejercicio de su libre albedrío en que fue dotada, se dejó seducir por el engaño y optó por desobedecer a su Creador y terminó siendo expulsa del paraíso, perdió su comunión íntima con Yehováh y trajo a existencia la muerte. Muerte que puede ser entendida como la eterna separación con su Creador, y también como la muerte física, pues, como vimos en la primera parte, el Jardín del Edén implicaba que esa íntima comunión con su Creador hubiese permanecido por la eternidad, ya que la muerte no estaba en el plan original, lo que subentiende por la presencia del árbol de la vida entre los árboles del huerto y por la declaración de Dios al advertirle a Adán las consecuencias de desobedecerle comiendo del árbol prohibido. Dicho plan tiene por objeto hacer volver al hombre al relacionamiento perfecto con Dios,  perdido a causa de la desobediencia. Para ello Yehováh escoge a un hombre de fe, Abraham y por medio de él a su descendencia en los hijos de su nieto Jacob que llegaron a ser su pueblo elegido con un propósito, ser sacerdotes del Altísimo para ministrar a todas las naciones, para enseñarles sus leyes, traer al Mesías, quién por su cruento sacrificio  ocurrido en el lugar predeterminado en las escrituras; en el año, mes, día y hora señalado en las profecías; derramó su sangre inocente para pagar el rescate de todos aquellos que, estando condenados a muerte eterna, a causa de nuestros pecados, hemos creído y depositado nuestra fe en Él, lo que nos hace aptos, no por méritos personales, sino por los méritos de Yeshua el Ungido, para entrar en su Reino, su reposo o shabat milenial y luego en su continuación, el Reino Eterno de Yehováh.


El Reino Milenial

Introducción:

Los números son importantes para el Eterno, ellos tienen un significado adicional al mero significado cuantitativo. Como no es nuestro objetivo entrar sobre el detalle de esta afirmación, sólo mencionaré que el número siete y sus múltiplos, son en extremo importantes para el Creador y debemos prestar especial atención a ello. Siete representa lo completo, lo perfecto.

En el Génesis observamos la semana de la Creación, donde en seis días Yehováh trajo a la existencia, y permítanme la redundancia, todo lo existente, es decir, el Universo y la tierra y todas sus criaturas y en el día séptimo reposó, apartando (es decir lo santificó) ese día para descanso, estableciendo asimismo la semana de siete días. 


Sin dudas esta historia de la creación, es rechazada por los científicos agnósticos y ateos que postulan que el Universo nació producto de la explosión de un minúsculo punto, extremadamente denso, hace unos 16 mil millones de años, dando origen a la materia, al espacio tiempo, en el llamado Big Bang y que luego, por medio del azar, a través de miles de millones de años, surgieron los primeros nucleótidos que posteriormente, a través otros cientos de millones de años, se organizaron y dieron lugar al primer programa bio genético llamado ADN, y de allí, siguió el azar con su “obra creadora” para dar origen a las primeras especies simples, hasta concluir con la más compleja y asombrosa criatura, el hombre tal cual lo conocemos hoy. Realmente me asombra la ingenuidad y credulidad de esos científicos en su afán de desconocer la obra creadora de un ser infinitamente todopoderoso, El Único y Eterno Dios Creador. Tal vez lo que más se les atraviesa a esos científicos, es la posibilidad de que Yehováh completara su obra creadora en solo seis días literales, sobretodo porque la arqueología, la paleontología, y la física misma les muestran a través de la datación por radiocarbono, que las rocas más antiguas tienen miles de millones de años de antigüedad, asimismo, la datación tanto de huesos y artefactos encontrados también han podido ser datados en tiempos muy antiguos. Pero los mismos libros de física actuales parecen dar la razón al relato bíblico, para sorpresa de los propios detractores de la existencia del Supremo Dios Creador. En efecto, un físico nuclear, el Dr. Gerald Schroeder, de la Universidad de MIT, que además hizo trabajos extensivos para la Comisión de Energía Atómica, Autor del libro de Génesis y el Big Bang, nos dice lo siguiente en un breve resúmen: Que el tiempo visto desde el comienzo de la creación es distinto del tiempo visto desde la actualidad hacia atrás, ello como un efecto de la expansión del universo, En un Universo primordial pequeño, un día de 24 horas sería en efecto un día de 24 horas como hoy lo conocemos, solo que, si miramos ese día inicial desde nuestra actual perspectiva, en un universo expandido que a duplicado muchas veces su tamaño, lo veríamos hacia atrás como si fuese un período de miles de millones años. Así entonces, no hay contradicción alguna en el relato bíblico de la creación, con los cálculos que los físicos han hecho, sean en cuanto a la edad del Universo, como en cuanto a la aparición de las especies en la tierra, Es, más, el autor afirma que existe una correlación sorprendente, que hace dar escalofríos al que estudia tales hechos. Copio textualmente a continuación lo dicho por Schoeder incluido un resumen de sus cálculos, todos apoyados por la abundante bibliografía de la física actual(*) tal como aparece en el enlace de la referencia. 

"Hoy en día nosotros miramos al tiempo hacia atrás y vemos 15 mil millones de años. Mirando hacia adelante, desde un universo muy pequeño – 1mil millones de veces más pequeño – la Torá nos dice: “seis días”. Verdaderamente, los dos datos pueden ser correctos. Lo que es excitante en los últimos años en la cosmología, es que ahora nosotros hemos cuantificado los datos para saber la relación entre la “visión del tiempo” desde el comienzo, y la “visión del tiempo” hoy en día. No es ciencia ficción. Cualquiera de una docena de libros de física trae el mismo número. La relación general entre el tiempo cerca del comienzo y el tiempo hoy en día es un millón de millones. Eso es 1 con 12 ceros detrás de él. Entonces, cuando una visión desde el principio mirando hacia adelante dice “yo les estoy enviando un pulso por segundo”, ¿lo veremos cada segundo? No. Lo veremos cada millón de millones de segundos. Porque eso es el efecto de expansión de la extensión del universo.La Torá no dice cada segundo. Dice “seis días”. ¿Cómo veríamos esos seis días? Si la Torá dice: estamos enviando información por seis días, ¿recibiríamos esa información como seis días? No. Recibiríamos esa información como seis millones de millones de días. Porque la perspectiva de la Torá es desde el comienzo en adelante. Seis millones de millones de días es un número muy interesante. ¿Cuánto sería en años? Dividido por 365, viene a ser algo así como 16 mil millones de años. Esencialmente la edad estimada del universo. Una buena estimación para 3000 años atrás!!. La manera en que estas dos cantidades se igualan es extraordinario. Yo estoy hablando como un teólogo y yo estoy haciendo un reclamo científico. Yo no saqué estos números de un sombrero. Es por eso que me extendí en mi explicación, para que ustedes puedan seguirla paso a paso. Ahora podemos seguir adelante. Miremos el desarrollo del tiempo día a día, basado en la expansión. Cada vez que el universo se duplica, la percepción del tiempo se divide al medio. Cuando el universo era pequeño, se doblaba rápidamente. Pero a medida que el universo se hace más grande, tarda más tiempo en duplicarse. Este ritmo de crecimiento de la expansión está citado en “Los Principios de la Cosmología Física”, un texto que es usado en todo el mundo.

Los cálculos resultan de la siguiente manera:

El primero de los días Bíblicos duró 24 horas, visto desde “la perspectiva del comienzo del tiempo”. Pero la duración desde nuestra perspectiva es de 8 mil millones de años.

El segundo día, desde la perspectiva de la Torá, duró 24 horas. Desde nuestra perspectiva duró la mitad del día anterior, 4 mil millones de años.

El tercer día también duró la mitad del día anterior, 2 mil millones de años.

El cuarto día – mil millones de años.

El quinto día – quinientos millones de años.

El sexto día – doscientos cincuenta millones de años.

Cuando sumamos los seis días, obtenemos como resultado que la edad del universo es de 15 y 3/4 mil millones de años. Igual que lo que dice la cosmología moderna. ¿Es casualidad?

Pero hay más aún. La Torá (los primeros 5 libros de la Biblia) nos cuenta qué pasó en cada uno de esos días. Ahora puedes tomar la cosmología, la paleontología, la arqueología, leer sobre la historia del mundo y verificar si se asemejan o no día por día. Te doy un adelanto, se asemejan tanto que te dará escalofrío en todo el cuerpo cuando lo leas. 

Así entonces, la semana cósmica de la creación, puede ser entendida literalmente, como una semana de siete días de 24 horas, si es descrita desde el principio, o bien como de casi 16 mil millones de años, si la miramos desde la actualidad hacia atrás, sin que exista contradicción alguna, y ello es un efecto de la expansión del universo. Como el Hombre fue creado el día sexto, concluiriamos que desde el comienzo hasta la aparición del hombre (por creación y no por evolución) pasaron 15.750 millones de años. Ahora bien, la Biblia nos cuenta la historia de la creación y muchos exegetas de las escrituras se han debruzado intentando saber cuantos años tiene la historia de la humanidad, es decir, cuántos años han pasado desde el Edén hasta nuestros días. Para ello han recurrido a contabilizar las extensas genealogías anti y post diluvianas y demás eventos conexos descritos en las escrituras, que permiten hacer una estimación del tiempo transcurrido. El resultado más aceptado, aunque con muchas lagunas e interrogantes y -por lo mismo- cuestionable, es que desde Adán hasta Yeshua, el Mesías prometido, pasaron 4 mil años, de modo que hasta la actualidad estamos en la casa de los 6 mil años. Ahora bien, en Salmos capitulo 90, verso 4, el salmista registra que para Yehováh mil años son como el día de ayer, que pasó; y en 2da. de Pedro 3:8 dice que “para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día.” Esto, ha llevado a considerar, que al igual, que la semana cósmica de la creación, existiría una semana milenial, para la historia de la humanidad donde los primeros seis milenios corresponden al tiempo asignado para que la humanidad caída se autogobierne, (bajo la perniciosa influencia del “Príncipe de este mundo”, es decir Lucifer), luego de lo cual viene el Séptimo Milenio, que corresponderá al Reinado Milenial del Mesías, Yeshua, cuyo inicio está marcado por eventos previos como la gran Tribulación, el regreso del Mesías con poder y Gran Gloria, la resurrección de los muertos (justos) y el arrebatamiento de los creyentes, la prisión o encadenamiento de Satanás, entre otros eventos. Podemos conocer las señales que preceden a estos eventos, pero no la fecha del retorno del Mesías, El llamado es a permanecer vigilantes.

En las sagradas escrituras no hay una base sólida para esta semana milenial, lo que si es seguro es que habrá un Reino Milenial de Yeshua, el Untado, el Hijo del Único y Eterno Dios Creador. Lo destacado es que, a diferencia de lo que aseguran creer la mayoría de los cristianos, tal Reino será aquí, en este planeta. Tal como lo declara el profeta Zacarías en 14:9 "Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre."






(*) Los datos copiados han sido tomados del siguiente enlace,  https://israelnoticias.com/judaismo/la-edad-del-universo-15-mil-millones-de-anos-o-seis-dias/ dónde puede leer el artículo completo.